Quizás no lo sabías, pero el manejo de las emociones está íntimamente relacionado con la alimentación. Eso lo demuestra, por ejemplo, el hecho de que comer algo dulce nos relaja o que nuestro apetito disminuya cuando estamos tristes. .
La alimentación juega un papel importante en nuestra salud y bienestar. A través de los alimentos incorporamos nutrientes, vitaminas y minerales. Esto es, lo que nuestro organismo necesita para su correcto funcionamiento. Así que, una buena nutrición incide directamente sobre nuestra calidad de vida (Snyder, 2022).
Mantener una dieta saludable, te permitirá tener la energía para realizar tus actividades cotidianas. Además, contribuye a disminuir el riesgo de desarrollar enfermedades relacionadas con la ingesta de alimentos. Tales como obesidad, desnutrición, diabetes, hipertensión, entre otras más (OMS, s.f.).
Igualmente, los alimentos se relacionan con el manejo emocional. A continuación, te contamos cómo se da esta relación y por qué es compleja.
El manejo de las emociones y la alimentación: su vínculo
Manejar las emociones es la habilidad de comprenderlas, tanto las propias como las ajenas. Es clave aclarar que es una habilidad muy útil, pues quien sabe comprender las emociones dispondrá de herramientas comunicativas eficaces (Castro, 2022).
Ahora bien, el manejo de las emociones se vincula íntimamente con otra actividad que realizamos a diario: la alimentación. Aquellos alimentos que consumimos, en gran medida, influyen en cómo nos sentimos en términos emocionales.
Por ejemplo, una dieta saludable, compuesta por alimentos variados y de diversos grupos, nos ayuda a sentirnos bien físicamente y a nivel anímico. En cambio, una dieta con abundantes grasas no buenas nos hará sentir mal físicamente, lo que se acompañará por estados anímicos o emocionales decaídos y hasta con síntomas depresivos (Castro, 2022).
Igualmente, las emociones inciden en nuestra alimentación. Algunas personas, al sentirse tristes o angustiadas perciben que su apetito disminuye. A otras, por el contrario, la tristeza les produce más hambre. Estos factores dependen de cuestiones relacionadas con la personalidad. Sin embargo, confirman la hipótesis de que la alimentación tiene un complejo vínculo con nuestras emociones.
Dificultades para manejar esta relación
Ya vimos que tal vínculo es complejo. Por un lado, de nuestro estado anímico depende nuestro comportamiento frente a la comida; por el otro, de lo que comemos depende cómo nos sentimos.
Mantener hábitos saludables no es suficiente si deseas impulsar tu habilidad de manejo de las emociones. Para ello, es necesario mantener otras prácticas de autocuidado. Tales como la introspección y reconocimiento de nuestras propias emociones.
Así lograrás adquirir herramientas vinculadas con la habilidad de manejo emocional. En la medida en que logres reconocer tus propias emociones, podrás reconocer las de los demás. Así, podrás establecer interacciones con los otros más profundas. En consecuencia, mejorarán otros aspectos de tu vida, como los encuentros con amigos y la convivencia familiar (Kids Health, 2017).
Igualmente, podrás identificar tus emociones negativas. Con ello, al mismo tiempo, mejorarás tu vínculo con la alimentación.
En pocas palabras, el manejo de las emociones y la alimentación tienen un vínculo complejo. Sin embargo, dominar las emociones te permitirá mejorar tu relación con los alimentos. Anímate al cambio y mejora tu calidad de vida.