La leche deslactosada ofrece los mismos nutrientes y beneficios de la leche normal. Se trata de una alternativa a la que se le adiciona la enzima natural lactasa para mejorar su digestibilidad. Esta enzima ayuda a digerir la lactosa, un azúcar que se encuentra naturalmente en la leche. Por eso, la leche sin lactosa es realmente leche a la que se le adiciona la enzima lactasa (Medina et al., 2020; Uscanga et al., 2019) para evitar:
Alteraciones como distensión abdominal y dolor.
Otros padecimientos gastrointestinales como gruñidos en el estómago, gases, náuseas. Incluso diarrea y vómito que se producen cuando se ingiere lactosa.
Se trata de una alternativa para personas con intolerancia a la lactosa, ya que su organismo no produce suficiente lactasa. Sin embargo, existen muchos mitos alrededor de la leche sin lactosa. Conoce aquí cuatro que te ayudarán a aclarar tus dudas (Link, 2018; Medina et al., 2020; Uscanga et al., 2019):
1. La leche deslactosada tiene más azúcar
A la leche sin lactosa se le adiciona lactasa para que el organismo digiera la lactosa a nivel intestinal. Este proceso hace que sea más dulce que la leche normal, pues la lactasa convierte la lactosa en azúcares simples (glucosa y galactosa) para que puedan ser absorbidos por el intestino.
La glucosa tiene un poder más edulcorante que la lactosa. Por eso, la leche sin lactosa tiene un sabor más dulce que la normal. Es un proceso que ocurre por la descomposición de la lactosa y no porque se adicione azúcar.
2. Contiene menos proteínas
Otro mito de la leche deslactosada es que contiene menos proteínas, pero lo cierto es que posee los mismos valores nutricionales que la normal. Su aporte de proteínas se representa en 20 % de proteínas de suero y 80 % de caseína. Estas son proteínas de alto valor biológico que mejoran la absorción de otros nutrientes como el calcio, el fósforo y las vitaminas A, D y E.
3. La leche deslactosada es baja en grasas
La leche sin lactosa no es baja en grasas. De hecho, contiene ácidos grasos de fácil absorción que favorecen su digestibilidad. Además, estos son una de las fuentes de energía. Algunos de sus ácidos grasos se han relacionado con efecto cardioprotector.
Algunas leches deslactosadas pueden tener menor contenido de grasa porque se ha reducido su contenido natural de grasa. En este caso, la leche se identifica en el empaque como leche semidescremada o descremada, según el porcentaje de reducción en grasa. Una leche deslactosada y descremada indica que la leche entera se ha modificado, reduciendo en gran medida el contenido de lactosa y el contenido de grasa.
4. Es más difícil de digerir que la leche normal
La leche sin lactosa es más fácil de digerir que la normal. Como explicamos al inicio, esta contiene una enzima llamada lactasa que ayuda a digerir la lactosa; sobre todo en personas cuyo organismo no puede hacerlo.
Las personas tolerantes a la lactosa pueden consumir leche normal, ya que la digieren sin problema. La mayoría de las personas nacen con la capacidad de digerir la lactosa. Sin embargo, se estima que aproximadamente el 75 % de la población mundial pierde esta capacidad a medida que avanza la edad.
A pesar de todos estos mitos, tomar leche para obtener todos sus nutrientes ya no es un problema gracias al Mundo de la Fácil Digestión de Alquería. Este ofrece leche deslactosada 50 % menos grasa de fácil digestión y leche deslactosada 0 % grasa totalmente descremada.
Son alimentos con calcio, ideales para las personas intolerantes a la lactosa que quieren disfrutar de los nutrientes de la leche y sus beneficios. Son fuente de proteínas, vitaminas y otros minerales y además, no contienen conservantes y son bajas en colesterol.
La leche deslactosada es un tipo de leche al que se le agrega lactasa para ayudar a digerir la lactosa. Aporta los mismos nutrientes de la entera y mantiene la misma cantidad de proteínas de alta calidad. Tiene un sabor más dulce, pues la lactasa convierte la lactosa en azúcares simples. Además, es una gran alternativa para las personas intolerantes a la lactosa, ya que ayuda al organismo a digerirla mejor.
Medina, A., Rosero, O., Márquez, C.L., Coy, A.F., Ely, A.L., Rivera, A., Benavidez, J., Vargas, Y., Obregón, M.C., y Fernández, D.G. (2020, 5 de marzo). Consumo lácteo y su impacto en la salud ósea de población adulta en Colombia. Recomendaciones de la Asociación Colombiana de Osteoporosis y Metabolismo Mineral, basadas en la evidencia. Revista Endocrino.http://revistaendocrino.org/index.php/rcedm/article/view/609/797
Uscanga, L., Orozco, I., Vázquez, R., Aceves, G., Albrecht, R., Amieva, M., Bazaldúa, L., Bernal, R., Camacho, M., Campos, J., Carmona, R.; Castro, L., Coss, E., Cuevas, A., Escobedo, J., González, L., Huerta, F., Lozano, R., y Velázquez, M. (2019). Posición técnica sobre la leche y derivados lácteos en la salud y en la enfermedad del adulto de la Asociación Mexicana de Gastroenterología y la Asociación Mexicana de Gerontología y Geriatría. Revista de Gastroenterología de México, 84 (3), 357-371.https://doi.org/10.1016/j.rgmx.2019.03.002
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