¿Sabías que los derivados de la leche aportan hasta un 60% del valor diario recomendado de calcio? (Dekker et al., 2019). Y que este mineral es esencial para la formación y mantenimiento de los huesos sanos (Medina et al., 2020).
Pero, los beneficios no se quedan aquí. Estos productos, además de deliciosos, son muy nutritivos. Por eso, las guías alimentarias sugieren su consumo diario, no importa la edad que tengas (Medina et al., 2020).
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3 principales derivados de la leche
Son decenas los productos derivados de la leche. Ya que, gracias a la investigación y la tecnología alimentaria es posible desarrollar cada vez más y mejores productos. De ahí que, muchos de los lácteos al día de hoy son alimentos funcionales, como los enriquecidos con vitaminas y minerales o probióticos (Villamil, 2020). Un ejemplo de ellos son los yogures, bebidas lácteas y alimentos lácteos fermentados como el Actigest de Alquería.
Sin embargo, podemos decir que estos son los 3 derivados de la leche más conocidos.
#1 Quesos
La composición nutricional de los quesos varía según la leche usada (de vaca, búfala o cabra). Y luego, por su forma de fabricación. Por ejemplo, los quesos duros tienen más calcio por ración que los quesos blandos y los curados, aportan mayor cantidad de grasas y sodio (Medina et al., 2020). Pero, en líneas generales son una buena fuente de proteínas, grasas y micronutrientes (calcio, zinc, fósforo, Vitamina A, B12 y D) (Dekker et al., 2019).
Así que, si quieres disfrutar de sus nutrientes puedes agregar 1-2 rebanadas en tus comidas según tus requerimientos nutricionales. Por ejemplo, como parte del aderezo de una ensalada, como relleno de un pan o para gratinar tus verduras (ICBF y FAO, 2018).
#2 Yogurt
El yogurt es de los derivados de la leche que puedes tener en casa. Se obtiene a través de un proceso de fermentación de la lactosa (el azúcar de la leche). Esto lo convierte en un alimento muy fácil de digerir, manteniendo todas sus propiedades nutricionales. Entre otras cosas el yogur aporta proteínas, fósforo, calcio y vitamina B2 y B12 (Hardvard T.H. Chain, s.f.).
Este producto es muy versátil, por lo que puedes incluirlo en casi cualquier preparación. Puedes elaborar cremas y dips, dulces, o sencillamente consumirlo con un poco de cereal y frutas para el desayuno. La porción recomendada a diario es de un vaso de 200 mililitros (ICBF y FAO, 2018).
#3 Crema de leche
La crema de leche es la porción de la leche con mayor contenido de grasas que se extrae y se procesa. Si bien, el nutriente más abundante son las grasas, esta crema también aporta al cuerpo vitaminas (A, D y E) y minerales (calcio y fósforo) (USDA, 2019).
Además, es importante recalcar que existen muchos tipos de cremas. Por ejemplo, aquellas elaboradas a partir de leche descremada, lo que disminuye el contenido graso. O aquellas a las cuales se les reduce el contenido de lactosa. De forma que, cada quien puede escoger la que mejor le convenga para su nutrición y su cocina.
En vista de su alto contenido de grasas, lo recomendado es ingerir porciones de forma controlada (Shoemaker,2019). Este producto lo puedes usar para adornar tus cafés por las mañanas, elaborar postres deliciosos o como espesante para salsas.
Los derivados de la leche son, por excelencia, alimentos con calcio. Además, constituyen una fuente de proteínas de alto valor biológico que es apta para todas las edades. Por eso, la recomendación es incluir de 3 a 4 porciones diarias como parte de una alimentación balanceada (Medina et al., 2020).